sábado, 13 de octubre de 2012

"De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición..." (Gn 12,2)


Dios acaba de bendecir a Abrahán… Lo ha hecho padre de un pueblo numeroso, lo ha hecho fuente de vida… Y entonces le revela su vocación: …sé tú una bendición. El ser humano llamado a continuar la obra de Dios,  a ser fuente de vida como lo ha sido Dios para él.

Así como un hijo continúa la descendencia de su padre… Dios nos encomienda continuar su “descendencia”: atraer corazones hacia Él, proclamar Su Reino, la única Fuente de Vida eterna… Nos llama a ser como el Hijo: una bendición.

En Cristo, Dios ha cumplido la promesa hecha a Abrahán. “Haré de ti una nación grande…” (Gn 12, 2) La Resurrección de Jesús proclama la victoria de la VIDA sobre la muerte… Y esto fue así para que la bendición de Abrahán llegara a los gentiles, a través de Cristo y para que, por la fe, recibiéramos la bendición del Espíritu.” (Gal 3, 14)

Que nuestra vida sea una continua bendición para aquellos que nos rodean…

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